Antes de enviarle mi primera carta a A., ella ya sabía que en eso también yo era de gustos muy clásicos. Más que clásicos, casi retro. Como dijo mi hermana una vez, "X. es un chico de los ochenta.
De mil ochocientos ochenta."
En cuanto a las cartas, creo que I. se alargó en su cronología unos cincuenta años. Uso papel de cartas mate con marca de agua, sobres artesanos, y lacre, la mayor parte de las veces, rojo o verde. Últimamente, violeta. Usaba un sello que la misma I. me regaló -aunque diga esas cosas luego las fomenta-, un sello con mi inicial castellana, que desde navidades comparto con otro con la figura de un gato sentado con la cabeza ladeada.
http://ardelia.over-blog.com/2014/03/facebook-registrarse-registrarse-en-facebook-entrar-facebook-facebook-iniciar-sesion.html
Excepto por el sello y el lacre, las cartas de A. son muy parecidas a las mías. Más bonitas, más variadas y más cuidadas en todos los detalles. El papel que usa es de mucha mejor calidad que el que yo puedo conseguir aquí.
Recibo muchas más cartas suyas de las que yo le envío. Siempre le digo que intentaré escribir más a menudo, y siempre me acabo reprochando el no hacerlo.
Cuando recojo su correspondencia, intento esperar a leerla en un momento de tranquilidad, en el estudio o la mayor parte de las veces, en el salón. Hay que abrir con cuidado el sobre, y mientras pasas el abrecartas, pequeñísimas virutas de papel quedan en la mesa. Luego, el placer de ver las palabras verdaderamente suyas, con su caligrafía, que a medida que pasa el tiempo me da la impresión de que se asemeja a la mía, sólo que yo hago la n y la m al estilo de la griega. La mía es de las que en la escuela llamaban de tipo inglés, ligeramente inclinada a la derecha, más bien picuda, con líneas entrelazadas y trazos que combinan rectas y curvas. La suya más redondeada.
Nos encanta ir de compras, y creo que escogeríamos para pasar media tarde una buena papelería. Luego, la otra media, en un par de librerías y en una buena cafetería para una caña con unas tapas. Y no necesariamente por este orden.
Ya he pensado los próximos objetos de escritorio y el tipo de papel de carta que quiero.
En los viajes previstos a Gijón y a Barcelona intentaré encontrarlos.
Lo único que me queda es enterarme discretamente de lo que quiere ella.
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De mil ochocientos ochenta."
En cuanto a las cartas, creo que I. se alargó en su cronología unos cincuenta años. Uso papel de cartas mate con marca de agua, sobres artesanos, y lacre, la mayor parte de las veces, rojo o verde. Últimamente, violeta. Usaba un sello que la misma I. me regaló -aunque diga esas cosas luego las fomenta-, un sello con mi inicial castellana, que desde navidades comparto con otro con la figura de un gato sentado con la cabeza ladeada.
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Excepto por el sello y el lacre, las cartas de A. son muy parecidas a las mías. Más bonitas, más variadas y más cuidadas en todos los detalles. El papel que usa es de mucha mejor calidad que el que yo puedo conseguir aquí.
Recibo muchas más cartas suyas de las que yo le envío. Siempre le digo que intentaré escribir más a menudo, y siempre me acabo reprochando el no hacerlo.
Cuando recojo su correspondencia, intento esperar a leerla en un momento de tranquilidad, en el estudio o la mayor parte de las veces, en el salón. Hay que abrir con cuidado el sobre, y mientras pasas el abrecartas, pequeñísimas virutas de papel quedan en la mesa. Luego, el placer de ver las palabras verdaderamente suyas, con su caligrafía, que a medida que pasa el tiempo me da la impresión de que se asemeja a la mía, sólo que yo hago la n y la m al estilo de la griega. La mía es de las que en la escuela llamaban de tipo inglés, ligeramente inclinada a la derecha, más bien picuda, con líneas entrelazadas y trazos que combinan rectas y curvas. La suya más redondeada.
Nos encanta ir de compras, y creo que escogeríamos para pasar media tarde una buena papelería. Luego, la otra media, en un par de librerías y en una buena cafetería para una caña con unas tapas. Y no necesariamente por este orden.
Ya he pensado los próximos objetos de escritorio y el tipo de papel de carta que quiero.
En los viajes previstos a Gijón y a Barcelona intentaré encontrarlos.
Lo único que me queda es enterarme discretamente de lo que quiere ella.
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