Y así es, hasta llegar a Pamplona, ya a las puertas de la meta. Al intentar acceder al centro, una maraña inmensa nos corta el paso: Imposible pasar, dice el guardia; Cabalgata del Día del Padre (desde luego estos navarros...con tal de cabalgar...). Pero así es, y parece que todo el mundo lo sabía menos yo, y el conductor que, curiosamente, se estrena hoy en la línea.
La mayoría de pasajeros, parejas de ancianos requemados que vienen de Benidorm, son depositados de cualquier manera en una esquina cualquiera de la periferia, entre maletas, lamentos y alguna que otra crisis nerviosa. Gran profusión de móviles y tremenda algarabía de "señoras al borde"...mientra el conductor (novato y despistado) se informa de por dónde ha de tirar...Nada, todo normal, ligero contratiempo a las puertas de casa. El bus muy aligerado. Quedaremos unos 20 pasajeros; la mayoría viejos impacientes y cansados, y servidor, en primera linea, tranquilizando al guardia y al conductor (novato), y ofreciéndose, como gran conocedor de la zona que es, a llevar a buen puero el barco. Seguimos...ya casi estamos...
Tras varias órbitas al cinturón industrial de Pamplona divisamos, por fin, una salida que señala...literalmente: A FRANCIA POR SAN SEBASTIÁN. Y allí que nos aventuramos, en una ya casi noche estrellada, de media luna burlona, por una carretera nacional (mal señalizada) que no tarda en convertirse por arte de magia en una carretera comarcal (sin señalizar), que nos va adentrando poco a poco, y hacia arriba, en un inquietante y tupido bosque, por un http://www.galeriasdeltresillo.com/ ada vez más estrecho y sinuoso, que parece no llevar a ningún lado...al menos civilizado (me perdonen los navarros)...con aquí, el Acéfalo de copiloto experto, y un manojillo de ancianas aterrorizadas, que dudan entre linchar primero al conductor (novato) o al mequetrefe ese de las barbas. Eso sí, sin perder un ápice de compostura y dignidad. Menos una, que lucía una sonrisilla anacrónicamente exultante... En fin. Llegar o morir, parecía ya ser la consigna.
Y llegamos. Vaya si llegamos. Aunque no gracias a mí, desde luego. Con dos horas de retraso y la tripulación al borde del amotinamiento; acabando de redactar sendas cartas de reclamación a la empresa: una para no dejar pilotar nunca más ese novato, y otra para prohibir viajar a ese GPS zumbao que no hace Comprar sofas online que reirse...¡No sé de qué!...
La mayoría de pasajeros, parejas de ancianos requemados que vienen de Benidorm, son depositados de cualquier manera en una esquina cualquiera de la periferia, entre maletas, lamentos y alguna que otra crisis nerviosa. Gran profusión de móviles y tremenda algarabía de "señoras al borde"...mientra el conductor (novato y despistado) se informa de por dónde ha de tirar...Nada, todo normal, ligero contratiempo a las puertas de casa. El bus muy aligerado. Quedaremos unos 20 pasajeros; la mayoría viejos impacientes y cansados, y servidor, en primera linea, tranquilizando al guardia y al conductor (novato), y ofreciéndose, como gran conocedor de la zona que es, a llevar a buen puero el barco. Seguimos...ya casi estamos...
Tras varias órbitas al cinturón industrial de Pamplona divisamos, por fin, una salida que señala...literalmente: A FRANCIA POR SAN SEBASTIÁN. Y allí que nos aventuramos, en una ya casi noche estrellada, de media luna burlona, por una carretera nacional (mal señalizada) que no tarda en convertirse por arte de magia en una carretera comarcal (sin señalizar), que nos va adentrando poco a poco, y hacia arriba, en un inquietante y tupido bosque, por un http://www.galeriasdeltresillo.com/ ada vez más estrecho y sinuoso, que parece no llevar a ningún lado...al menos civilizado (me perdonen los navarros)...con aquí, el Acéfalo de copiloto experto, y un manojillo de ancianas aterrorizadas, que dudan entre linchar primero al conductor (novato) o al mequetrefe ese de las barbas. Eso sí, sin perder un ápice de compostura y dignidad. Menos una, que lucía una sonrisilla anacrónicamente exultante... En fin. Llegar o morir, parecía ya ser la consigna.
Y llegamos. Vaya si llegamos. Aunque no gracias a mí, desde luego. Con dos horas de retraso y la tripulación al borde del amotinamiento; acabando de redactar sendas cartas de reclamación a la empresa: una para no dejar pilotar nunca más ese novato, y otra para prohibir viajar a ese GPS zumbao que no hace Comprar sofas online que reirse...¡No sé de qué!...